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Los guardianes del perímetro

Minuto 28, 35-54 en el marcador. Dwayne Davis se levanta desde la esquina y anota de tres. Era el primer triple del Murcia en todo el partido. Un rival que promediaba diez triples por encuentro, con casi un 40% de acierto, no había podido abrir la lata desde más allá de 6,75 en casi tres cuartos. ¿Casualidad? Nada de eso. El perímetro es la gran especialidad de la defensa del Gipuzkoa Basket.

1) Los datos: El GBC es el equipo que menos triples encaja de la Liga Endesa, con poco más de cuatro por encuentro. Sus rivales apenas superan el 25% de acierto desde la línea de tres. Ningún equipo recibe un porcentaje de triples tan bajo. Tan sólo el Valencia Basket, en la segunda jornada, castigó al cuadro de Sito Alonso desde más allá de 6,75, con un 9/20. Por contra, destaca el 1/15 del Barcelona en el Palau o el 4/24 (17%) del Joventut en Illunbe. Este mismo domingo, La Penya ha firmado un espectacular 18/29 (62%) en su visita al C.B. Canarias. Volviendo al brillante triunfo del sábado en Murcia, los de Óscar Quintana se quedaron en un 3/12.

2) El especialista: Sito Alonso cuenta con uno de los mejores defensores de tiradores de los últimos años en la ACB, Jon Cortaberría. No es un defensor al uso, con piernas, velocidad y potencia. Sus armas son otras, concretamente dos. Su inteligencia y lectura de juego le permite estar casi siempre bien colocado y anticiparse a los bloqueos o a los movimientos de su par. Además, mide 1,99, lo que le concede ventaja de centímetros sobre la mayoría, por no decir todos, los escoltas de la Liga Endesa y le ayuda a incomodarles cuando van a mirar al aro. Su última víctima fue Scott Wood. El estadounidense del Murcia promediaba 3,6 triples por partido con un 50% de acierto. Números astronómicos que el sábado quedaron en 1/6. Metió su único triple cuando quedaban treinta segundos de partido. No cabe duda que la defensa del perímetro es una labor colectiva, pero tener un especialista como Cortaberría está siendo muy importante.

3) Posibles efectos secundarios: El hecho de que en cinco de sus seis partidos el GBC haya secado el tiro exterior rival indica que es algo buscado, un objetivo de su defensa. Como todo, puede tener sus efectos secundarios. Si la defensa da un paso hacia afuera y quiere ser una lapa en las salidas de bloqueos, eso puede suponer una concesión en el rebote. El Gipuzkoa Basket es, junto al Valladolid, el peor equipo de la ACB en el rebote defensivo, una faceta en la que, eso sí, ha mejorado bastante desde la derrota frente al Joventut (ha pasado de coger el 56% de los rebotes bajo su tablero en las tres primeras jornadas a coger el 67% en las último tres). Una de las causas puede estar precisamente en ese intento de no encajar de tres en tres. O al revés. Quizás entendiendo que el equipo puede sufrir en el rebote debido a que el juego interior no es poderoso físicamente, el GBC quiera hacerse fuerte en 6,75 y no conceder ningún tiro claro. Sea como fuere, la defensa del perímetro está siendo una de las grandes fortalezas del conjunto de Sito Alonso.

El problema del rebote: datos, causas y consecuencias

Los tres primeros partidos del Gipuzkoa Basket han apuntado directamente con el dedo al primer gran problema que deben solucionar cuanto antes los de Sito Alonso: el rebote defensivo. Contra Cajasol, Valencia y especialmente contra el Joventut, el cuadro guipuzcoano no ha sido capaz de cerrar su tablero, de terminar sus defensas. Una grave dolencia que ante La Penya pagó con la derrota.

– Los datos: Aunque tres partidos son pocos para sacar conclusiones definitivas, las estadísticas evidencian el problema que se percibe desde la grada. El Gipuzkoa Basket ha capturado el 56,52% de los rebotes que han salido de su aro. En concreto, 65 de 115. Es el peor equipo de la competición en la materia. Sólo Valladolid (58,10%) y GBC no llegan a coger seis de cada diez rebotes bajo su canasta.

– Sus tres rivales: Cajasol, Valencia y Joventut han tenido mejores cifras de rebote ofensivo contra el GBC que en sus otros dos encuentros. La Penya, el mejor equipo de la ACB en este aspecto, cogió más de 44% de los rebotes bajo el aro guipuzcoano. Contra Barcelona y Manresa había ‘robado’ el 42,5%. Cajasol capturó el 42,5% de los rebotes que salieron de la canasta del GBC. En sus dos compromisos posteriores se quedó por debajo del 36%. El  Valencia ha sido el equipo que más ha aumentado su rebote ofensivo contra los de Sito Alonso. Si en sus encuentros frente a Barcelona y Unicaja se quedó en poco más de un 31%, contra el GBC cogió el 43,75% de los rebotes producidos en el tablero guipuzcoano.

– Causas: El juego interior del GBC tiene un déficit físico y de centímetros respecto al de bastantes rivales, algo que pesó especialmente ante el Cajasol y también en Valencia a la hora de asegurar el rebote. Sin embargo, ante el Joventut, se unió la falta de contundencia de los exteriores al cerrar a sus pares. De los 19 rebotes ofensivos que capturó La Penya, diez fueron a manos de jugadores de perímetro. Los interiores estuvieron vendidos ante los Vives o Kirskay, que reboteaban con demasiada facilidad. 

– Consecuencias: El Joventut, muy desacertado en el tiro, se mantuvo vivo y terminó llevándose el partido gracias a las segundas opciones. Además, no asegurar el rebote está impidiendo al GBC llegar al ataque con ventajas, lo que, unido al desacierto de varios de sus principales tiradores, complica mucho la tarea de anotar. No poder correr implica también que Raúl Neto no pueda jugar a campo abierto, una de sus grandes armas.  En definitiva, el GBC necesita ajustar su rebote cuanto antes y trabajar para suplantar su desventaja física de una forma colectiva. Necesita el rebote para que su maquinaria funcione.